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En Internet de las Cosas un objeto (o un dispositivo) se puede conectar de distintas maneras a la red:

GPRS - 2G/3G

Es la opción tradicional que ofrecen los operadores de telefonía. Está en el origen del mundo máquina-máquina (M2M) de Internet de las Cosas. Consiste en utilizar las redes existentes de telefonía para conectar los objetos. Tiene varias desventajas:

- El volumen de datos debe superar 1MB, que suele ser la unidad mínima de contratación.
- Consume mucha batería; lo que puede ser un problema operativo.
- Suele ser caro para volumen de datos pequeños.

Iotconnect

 

SigFox o LoRa

La primera alternativa que salió al mercado es la señal radio (LPWA - Low Power Wide Area Network). Tiene la característica que no requiere una licencia de operador para ofrecerla al mercado. SigFox ha aprovechado la oportunidad y se ha transformado en operador con su propia tecnología. Algunos otros operadores han reaccionado ofreciendo una tecnología similar LoRa que permite también a otros actores realizar despliegues para los clientes finales. Estas tecnologías tienen las siguientes características:

- Volumen de datos muy bajos limitado por la tecnología.
- Despliegue rápido y económicos de las antenas.
- Larga duración para las baterías.
- Falta de estandarización; lo que impide la adopción a larga escala de la tecnología por terceros.

NB-IoT (Narrow Band)

Como respuesta a la amenaza de la señal radio los operadores han decidido lanzar servicios para los consumos masivos y de pocos datos sobre su propia red. Así reaprovechan la red de telefonía para el IoT evitando inversiones cuantiosas. Adoptan estándares para que los dispositivos que se conectan a la red pueden hacerlo sin restricciones entre operadores.

Estos nuevos despliegues se realizan tanto en LTE como sobre las redes existentes de 2G y 3G.