Hasta la fecha las empresas han enfocado la gestión de terminales utilizando políticas restrictivas en cuanto a los modelos de teléfonos que utilizan los empleados. El gestor de las comunicaciones dividía básicamente la empresa en 3 categorías de empleados: colaboradores, mandos intermedios y equipos de dirección. Según su categoría o su función el empleado disponía de un modelo de teléfono diferente. Todo estaba centralizado.
La ventaja de este enfoque era el control del gasto y la gestión simplificada del parque de terminales móviles. Las aplicaciones corporativas se instalaban y configuraban en el departamento de IT para todos los empleados de la misma manera.
Sin embargo, con la eclosión de los smartphones que a menudo se han trasformado en objetos de culto las empresas están forzando a cambiar esa política. Los usuarios consideran cada vez más los teléfonos como atributos personales. Proyectan su imagen, crean apego y son el sustento del tiempo libre.
La política del 'Bring your own device' (tráenos tu propio equipo) responde a ese cambio de tendencia: la empresa adapta su política de teléfonos al entorno emergente de los smartphones. Se aprovecha la diversidad del mercado y la personalización. De paso, se elimina el gasto en teléfonos con una transferencia del presupuesto al empleado que gana en autonomía.
Ese cambio evidentemente no implica que la gestión de los teléfonos, la seguridad y sobre todo de las aplicaciones corporativas desaparezcan. La empresa realiza ese control a través de su herramienta de gestión remota de terminales que debe ser multi-plataforma y multi-dispositivo.