Imaginemos un instante que el objeto social de nuestra empresa fuese vender quesos de cabra en una garita de madera de tal manera que los automovilistas pudieran planificar una parada, abrir la puerta de la nevera que contiene los quesos y dejar el importe de su compra sin que hubiera empleado ninguno en la garita para cobrarles los quesos.
Según el país y su cultura de los negocios nuestra inversión tecnológica para atender ese negocio sería completamente diferente. Adjunto un caso real de semejante negocio: el comprador deja simplemente su dinero en una hucha. A comparar con otros entornos culturales que nos forzarían a invertir en una máquina expendedora de quesos con monedero incorporado. Demostración hecha. La inversión tecnológica depende de la cultura.