En el momento de decidir la compra de un bien industrial para una empresa se presentan básicamente 2 opciones:
O nos gastamos todo el dinero de golpe (CAPEX – Capital Expenditure) o pagamos unas cuotas mensuales de alquiler por ese bien (OPEX – Operating Expenditure).
La opción del CAPEX supone que dispongamos de los recursos financieros necesarios al principio y que no los emplearemos para otros fines. Esa inversión se tiene que dotar de las provisiones correspondientes para adquirir un buen equivalente después de la vida útil del bien industrial.
La opción del OPEX supone al contrario que pagamos una cuota mensual por el bien que adquirimos. Esa cuota se puede dividir en una cuota mensual que pagamos al proveedor del bien y en otra que pagamos a une entidad financiera que nos financian la compra.
Para decidir cómo adquirir un bien industrial lo primero que hay que comparar es el precio total de adquisición de ese bien (los ingleses lo llaman el Total Cost of Ownership).
Lo segundo que hay que valorar es si el proveedor del bien es capaz o no de proveer un servicio a cambio de una cuota mensual. La opción de la adquisición via OPEX apunta principalmente a proveedores que han transformado su negocio en un servicio más que en la fabricación de un bien industrial.
Y por último hay que considerar si la inversión que queremos realizar ‘enriquece’ o no el patrimonio de la empresa (el activo concretamente). No es lo mismo invertir en unas impresoras de papel para el gasto corriente de la empresa (OPEX) que una misma impresora en 3D para integrar en una cadena de producción y utilizarla como ‘rapid prototyping’ por ejemplo (CAPEX).