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Una SIM integrada (eSIM, embedded SIM) se diferencia de una SIM clásica en que podemos programar el perfíl del operador que está grabado en la SIM y cambiarlo hacía otro operador de telefonía. Los operadores nos han entregado tradicionalmente una SIM que solo funcionaba en su red pero ahora, el cambio es posible gracias a la programación de esa SIM.

La tecnología que permite ese cambio existe desde hace tiempo pero, los operadores de telefonía siempre se han resistido. Es normal, no quieren que el cliente final pueda elegir otro operador sin cambiar fisicamente la tarjeta; lo que representaba un coste porque, para cambiarla, había que desplazarse hasta el dispositivo que la contiene.

Existen numerosas empresas que quieren que el operador de telefonía no retenga al usuario final y que el cambio de un operador a otro sea fácil. La razón es que se adueñan así de la identidad de la SIM conociendo su número. Ese dato es esencial para identificar al usuario de la tarjeta y proponerle que ese número sea lo que lo identifica realmente en el mundo digital. Ese número se utiliza principalmente para proponer servicios de seguridad informática y servicios de pagos on-line.

Una cuestión fundamental en la eSIM es que el cliente final reciba el nuevo perfíl en su tarjeta SIM si decide cambiar de operador y que venga acompañado de un servicio. Imaginemos por un instante que el usuario final no haya pagado su factura y lo que pasaría si se produciese ese cambio sin control. El operador 'receptor' se negaría a prestar el servicio.

En el entorno corporativo esa cuestión es particularmente cuando pensamos en todos los servicios que acompañan un servicio de telefonía (provisión, facturación, intranet móvil, númeración corta, etc.)

Los operadores propondrán primer cambios entre empresas del mismo grupo o cambios entre operadores de telefonía 'amigos'; es decir que pertenezca a la misma alianza en el mercado.