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Elaborar una visión y una misión para cualquier negocio tecnológico supone  desarrollar previamente capacidades para comprender el mundo que nos rodea y luego transformarlo por el ejercicio del emprendimiento.

No es raro que directivos de grandes corporaciones reciban lecciones de filosofía con un profesor particular. Es normal; la filosofía ayuda a pensar mejor y por lo tanto a tomar las decisiones adecuadas.

Nuestra propuesta es utilizar la filosofía como 'catalizador intelectual' para desvelarnos nuevos caminos y fronteras que podemos aplicar a los negocios tecnológicos. Adicionalmente nos parece también enriquecedor considerar lo que los artistas nos puedan proponer cuando utilizan la tecnología para su creación.


Todas estas maneras de pensar, diferentes a las habituales, son en definitiva un estimulo para nosotros mismos como actores del mundo tecnológico.

Blaise Pascal, un gran filosofo francés del Siglo XVII (1623-1662) es la prueba de que los ejercicios de la tecnología y de la filosofía no son en absoluto incompatibles y participan del mismo impulso 'intelectual'. Pascal es recordado por su pensamiento filosófico pero también por ser el inventor de la famosa 'Pascalina', una especie de calculadora mecánica que no fue sustituida hasta la aparición de los primeros ordenadores.

Blaise
[Fig.1]: La 'Pascalina', año 1652

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Antes de abordar los conceptos básicos de la Estrategia y su relación con las Tecnologías de la Información en detalle es interesante plantear su estudio en un contexto más amplio. La tecnología siempre nos ha intrigado y conviene repasar lo que ya se ha estudiado hasta la fecha para fortalecer nuestra formación y comprensión de ese mundo.

Una de las actividades más importante de la empresa es la elaboración y la implantación de la Estrategia para sostener la rentabilidad de un negocio a largo plazo. Las Tecnologías de la Información son una parte integrante de la Estrategia y conviene entender que papel tienen para elaborar un pensamiento estratégico en la gestión de la tecnología. 

Las tecnologías de la información tienen una finalidad distinta según el sector de actividad al cuál se dirige.