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La tecnología para inhibir un telefóno móvil existe y, si uno tiene alma de saboteador, se puede adquirir en Internet por unos decenas de $ en el mercado. Un inhibidor de frecuencias consiste en un aparato de pocas dimensiones que emite una onda electromagnética que anula la frecuencia del teléfono móvil en una área de decenas de metros. Su uso suele estar restringido por Ley dado que los utilizan las fuerzas del estado para labor de protección o por bandas organizadas de ladrones en el robo de vehículos o de casas.

Inhibidor

Existe también la posibilidad de adquirir la tecnología para lo contrario. Un detector de inhibidor de frecuencia permite detectar un intento de robo cuando los intrusos quieren deshabilitar una alarma en un domicilio por ejemplo. Es un servicio que comercializan las empresas de alarmas llegando a la contradicción de que lo venden como servicio adicional para cubrir una vulnerabilidad de sus propios sistemas de protección.

Los inhibidores de frecuencia no solo funcionan para la telefonía móvil sino también pueden anular la señal WiFi, el GPS, la radio, los radares de caretera, etc. pero no todas las señales electromagnéticas son igual de fáciles de inhibir.  Las comunicaciones que utilizan varios canales de trasmisión radio a la vez son más robustas a los ataques.

La inhibición de señales electromágneticas esta muy cerca de la escucha o del espionaje de las comunicaciones llegando a su máxima expresión con la denominada red ECHELON que aglutina a los países de habla inglesa en una inmensa red mundial de escucha de comunicaciones.  Fue concibida en tiempos de la guerra fría y se sigue utilizando para la lucha contra el terrorismo y el espionaje industrial causando suspicacias en la sociedad civil por su falta de legalidad y de transparencia.